Cerro Acol

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Cerro Acol. 17 de Abril de 2016.

El Acol no es un cerro muy concurrido y ya es como la cuarta vez que lo visito: ya era hora de escribirlo.

Esta salida fue particular en varios aspectos… Entre otros, el placer de volver a salir con Seba, Fer y Abel; con quienes no caminabamos juntos desde hace más de dos años. Y con mi Tomi, con 13 años cumplidos. Y además, la primera que se convertiría en relato para mi proyecto Senderos.

Esta vez no tenía ni planeado ir, pero una salida de varios días que se cayó por mal tiempo me dejó en casa y muy caliente… Y dio la casualidad que Seba y otros amigos ya tenían planeada la salida, me habían invitado, y ese fin de semana podría subir con mi hijo Tomi! No me voy a olvidar de su simple respuesta la noche anterior, cuando entre las opciones de ir a la playa con amigos suyos o ir a este cerro que estaba a punto de cancelarse, me respondió simplemente: “Montaña!”. Y así salió para nosotros, de un día para el otro.

Cerro Acol; 1860m. Ubicado sobre la margen oeste del Lago Queñi, casi en el limite con Chile.

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El cerro Acol tiene de todo. Poco concurrido (merece comentario aparte), un bosque de raulíes como pocos he visto, variedad de terrenos, vistas increíbles (a todo el lago Lácar y Nonthué; y a la cordillera: casi todo pico que se ve al oeste es ya chileno), por si eso fuera poco dos lagunas de altura que son un lugar único.

Salimos de San Martín no muy temprano… ocho y media, para viajar una hora hasta casi llegando a Lago Queñi. Más que tranqui… Del primer tramo, casi ni fotos. Las subidas no perdonan. Me acuerdo cómo me llevaban “corriendo” (así se sentía) los mellizos Alberdi, gracias a quienes conocí esta senda — y tantas otras. Hasta los 1600m casi no hay descanso, y la cámara estuvo guardada casi todo ese tiempo.

Al bosque alto de raulí le faltaban dos o tres semanas para explotar de colores; que es el motivo por el que traté de volver en Mayo cada año. La lenga achaparrada sí, ya estaba a punto! Desde el mirador, todo pintado de rojo.

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Desde este mirador hay una hora y media a la cumbre. En realidad no íbamos a subirla a la ida, sino visitar las lagunas primero… Pero para rodear unas piedras tuvimos que ganar altura, y terminamos casi en la cumbre, así que por qué no subirla? Así que ahi nomás, Tomi con sus 13 recién cumplidos suma otra cumbre. Desde esta cumbre hay una vista única de los lagos Lácar y Nonthué… de punta a punta!

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Lagos Nonthué y Lácar

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Tomi caminando en el hielo (la foto es del regreso)

Cuando bajamos de la cumbre seguimos hacia el destino original, una cumbre secundaria de este macizo que tiene a sus pies dos lagunas de altura encadenadas… es el verdadero destino al subir este cerro; no es para quedarse “sólo” con la cumbre. Allí sobre las lagunas acampamos hace unos meses y aún tengo que escribir ese relato… El camino, faldeando la cara sur de la cumbre, se hizo complicado. En primer lugar, la nieve no era suficiente, y lo que debió ser un faldeo por un acarreo (o por un nevé) fue en realidad una travesía sobre rocas enjabonadas (en realidad, con una capita de hielo) donde no se podía ir muy rápido. En especial para Tomi, que fue haciendo sus primeros pasos en este tipo de terreno — y se la bancó muy bien!

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Hacé zoom y verás la gente...

La segunda “curiosidad” fue cruzarnos, por segunda vez (ya los habíamos pasado al ascender) con un grupo guiado que iba con el mismo destino. Lo que nunca esperaba ver aquí, una hilera de 30+ personas subiendo este lugar que para mí era casi virgen. Nada agradable tenerlos caminando en la misma travesía pero 20 metros arriba nuestro, con riesgo de desprender piedras en cualquier momento. No se cuánto duró este tramo, pero entre mirar el suelo para dar 5 pasos rápidos, para después poder darme vuelta y mirar a Tomi o decirle por donde ir pisando, y tener otro ojo arriba para ver que nadie nos suelte piedras, se me hizo bastante penoso. Luego de esa travesía (por debajo de la primer cumbre), viene un ascenso al segundo macizo, donde ya habíamos quedado detrás de esta hilera de gente. Salvando las grandísimas distancias me sentí en el Everest: no por la altura, ni el riesgo, ni la fama, sino por la desilusión de andar caminando literalmente haciendo cola. Esta foto, que no dice mucho a simple vista, muestra tal vez la mitad de este grupo serpenteando camino a esa cumbre… (click para ampliar)

Sin dejarnos amilanar (cuac) pudimos disfrutar vista de las lagunas y de un descanso en ese filo. No podemos quejarnos: el día, uno de esos de otoño donde podes estar en remera hasta en la cumbre. Nos quedamos una hora almorzando y mirando una de las lagunas y, cuando la multitud se fue disolviendo, pudiendo disfrutar además del silencio.

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Las lagunas: 'América del Norte' y 'América del Sur'

El descenso… largo, como siempre! Por suerte medianamente entrenado y con las rodillas firmes iba bastante despreocupado, y aprovechando para re-marcar aquí y allá algún punto de la senda. Hasta con el lujo de elegir (un poco de memoria, un poco con las marcas de la vez anterior) para el descenso saltearnos el mirador, que ahorra unos metros y unos minutos de caminata.

Llegamos a los autos con la última luz, después de las 19h.

Para el final me guardo una última foto, tomada desde la cumbre. Como siempre el Lanín, que se prende a todas las fotos… Y desde esta perspectiva sobresale la torre del Huanquihue, que se me sigue escapando y se ríe cada vez que me ve…

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Últimos datos:

  • Cuándo? 7 de Mayo de 2016
  • Quiénes? Tomi, Seba y Silvana, Abel, Emilio “El Pela”, Fernando, Mariano y Analía
  • Stats: Cumbre 1860msnm; total 15km; 7h40m; 1285m acum
Total distance: 15.4 km
Max elevation: 1860 m
Total climbing: 1341 m
Total time: 09:33:33